En la mañana de ayer se celebró el funeral por el compañero Juan José en la iglesia de La Inmaculada Concepción del barrio de La Casería, del que era vecino el compañero.
Familiares, vecinos, amigos, compañeros y una representación del gobierno municipal encabezado por la alcaldesa Patricia Cavada, dieron el último adiós al compañero a la vez que manifestaban sus condolencias a familiares y allegados.
Por extraño e indignante que pueda parecer, indignación que nos lleva a publicar estas líneas, no olvido prácticamente a nadie en la relación de asistentes al sepelio. De Navantia, sólo los Comités de San Fernando y Puerto Real han acompañado a Juan José en su último trayecto.
Es cierto que los gestos, los detalles, no son más que eso, signos, síntomas, pero a veces su carencia es más reveladora que su presencia. Hay silencios atronadores y ausencias cegadoras, como reveladora ha sido la ausencia de Navantia en este funeral. Ninguno del centenar largo de altos carguillos de Navantia ha encontrado un hueco en sus apretadas agendas para mostrar el malestar y consternación de la empresa por lo sucedido.
No se trata de relaciones laborales, como tampoco de cuestiones sindicales o políticas, se trata simplemente de humanidad. Un trabajador, de Navantia, no lo olvidemos, más allá del color del casco o el logo del mono, ha fallecido, además de por llevar las habichuelas a casa, haciendo posible el futuro de la empresa, como lo hacía por la prosperidad de su pueblo como así lo ha entendido la corporación municipal. Se trata simple y llanamente de humanidad y de dignidad, y ustedes, responsables de Navantia, empresa que este compañero y todos los ciudadanos y ciudadanas de este bendito país mantienen, han dado buena muestra de sus niveles en ambas en la gestión de este desgraciado acontecimiento que nos embarga.
Me quedo con la analogía que hacía la compañera Marga, presidenta del Comité de Puerto Real, que comparaba esta situación con la construcción de las pirámides, cuando al caer arrollado por una piedra un trabajador, el encargado ponía a otro en su lugar y pelillos a la mar para llegar a tiempo del cumpleaños del faraón.
Decía que un gesto no es más que un síntoma y este "no gesto" por parte de los dirigentes de Navantia es uno más de los muchos que día a día nos van dando un diagnóstico preocupante de la deriva que quieren conferir a esta compañía y que, de buen seguro, estará presente y marcará el desarrollo de los plenos extraordinarios que los Comités de Empresa de Puerto Real y San Fernando celebrarán a primeras horas de mañana lunes.