domingo, 23 de diciembre de 2018

¡AHORA SÍ SOMOS NAVANTIA!

Así se expresaba el compañero de CCOO Raúl una vez firmados el I Convenio Único de Navantia y el Plan Estratégico. Y no deja de tener razón. Desde aquél marzo de 2005, por fin Navantia se dota de una base consistente para avanzar, crecer y ocupar el puesto predominante que los trabajadores y trabajadoras nos merecemos.

Y como no podía ser de otra forma, lo hace desde el diálogo y la colaboración en lugar de la confrontación con la que aterrizaron los primeros gestores de la Compañía, el Sr. Revuelta y sus mariachis. Es cierto que hace casi un año, cuando comenzaron las negociaciones, casi todos dudábamos de una resolución satisfactoria, pero afortunadamente se impuso la cordura y hoy nos satisface enormemente reconocer nuestro error.

Han sido meses de dura negociación con momentos muy complicados, en muchas ocasiones favorecidos por intereses particulares, localistas y provincianos. No ha sido nada fácil, pero sobre todo ha prevalecido el sentido común y la voluntad inequívoca de alcanzar acuerdos y avanzar por parte de la empresa y de la representación sindical casi al completo.

En estos días se ha barajado a menudo el término "histórico" para calificar este acuerdo. Personalmente me parece una palabra muy gruesa y grandilocuente. No tengo claro si se puede hablar de acuerdo histórico, no se sabrá hasta tener la perspectiva del tiempo. De lo que no me cabe la menor duda es que hemos promovido un hecho trascendental para el presente y el futuro de nuestra compañía. Trascendental por muchas cuestiones. En primer lugar ha sido refrendado por las plantillas de los siete centros con una participación de casi el 80%. Un Convenio que integra a todos los colectivos, incluido el de técnicos superiores. Además es preciso reseñar que por primera vez en la historia TODOS los sindicatos representados en la mesa negociadora han firmado el acuerdo. Como decía el compañero Raúl, "ahora sí somos Navantia".

En todas las negociaciones "se pierden plumas". No obstante, si se repasa la propuesta inicial que CCOO planteó en la Coordinadora Unitaria, se puede comprobar que todas y cada una de las reivindicaciones han sido tenidas en cuenta y han tenido cabida tanto en el Convenio como en el Plan Estratégico. Es cierto que no en todos los casos hemos llegado al 100% de lo planteado, pero nos hemos quedado muy cerca. Nos hubiese gustado un reparto más equitativo del vitalicio; hubiésemos querido una integración más completa de los técnicos superiores; una ampliación de plantilla en lugar de sólo la renovación; más exigencias en lo relativo a los requisitos para la industria auxiliar; un incremento salarial más cercano a la recuperación total del poder adquisitivo... Pero como decimos, sin haber llegado a nuestras pretensiones nos hemos quedado muy cerca y conseguido avances significativos, como la exigencia del cumplimento del convenio para la industria auxiliar, o el mantenimiento de todos los centros con la renovación y rejuvenecimiento de la plantilla.

Tampoco deja de satisfacernos el hecho de que no sólo se ha adoptado el XXI Convenio de la antigua Bazán como plataforma de partida, sino que además se ha mantenido la tónica de priorizar los aspectos sociales por encima de los pecuniarios en esta negociación. Un acuerdo que permitirá a compañeros y compañeras de edad avanzada tomarse el merecido descanso con la confianza y la satisfacción de saber que su puesto será ocupado por un joven o una joven. Un capítulo dedicado a la Igualdad, que será completado por el trabajo de la comisión correspondiente y el Plan de Igualdad de Navantia, en el que CCOO viene trabajando en todos los centros de manera coordinada y con una implicación plena de nuestra Federación. Una política de empleo y nuevas incorporaciones con la participación directa de la representación sindical, tanto en su diseño como en su ejecución. Una regulación de las relaciones con la industria auxiliar que garantice el cumplimiento de los respectivos convenios colectivos y que asegure un trabajo digno para los compañeros y compañeras de las contratas.

No nos equivocábamos en CCOO al exigir el cese de los anteriores responsables de Navantia. Era preciso un cambio radical en el marco de las relaciones laborales y los hechos nos han venido a dar la razón. Es preciso reconocer el trabajo llevado a cabo por Esteban García Vilasánchez y Pilar Platero Sanz al frente de Navantia y SEPI respectivamente, que iniciaron el proceso y sentaron las bases para el éxito final. La moción de censura y el cambio de gobierno, nos hicieron temer lo peor, pero tanto Susana Sarriá en Navantia, como Vicente Fernández en SEPI, se apresuraron a dar por bueno lo andado dando continuidad al proceso y garantizando su conclusión. A caballo entre ambos periodos, Fernando Ramírez, al que muchos tildábamos de iluso y visionario y que ha acabado ratificando su capacidad negociadora.

También en CCOO hemos hecho un buen trabajo. Un gran trabajo, desde las Secciones Sindicales hasta la Federación. Javier Galán, José Matesanz y Paco Cuesta han liderado un equipo que se ha dejado la piel en el empeño, respaldados por una afiliación que ha confiado en sus representantes y se ha mantenido firme, sin la cual estos momentos tendrían un signo muy distintos.

En esto del trabajo sindical no podemos caer en triunfalismos. Siempre me causaron risa expresiones como "Un triunfo de la clase trabajadora". Lamentablemente la clase trabajadora siempre está, estará, estaremos, en lucha. Lo que sí nos merecemos todos y todas, desde Agustín Martín (Secretario General de Industria de CCOO) hasta el último afiliado o afiliada en Navantia, es sentirnos más que satisfechos y satisfechas, orgullosas y orgullosos, por un trabajo bien hecho, como sólo en CCOO somos capaces de hacerlo.