domingo, 29 de abril de 2018

Al pan, pan, y al vino, vino

El pasado 16 de abril, Pilar Platero, Presidenta de SEPI, compareció ante la Comisión de Presupuestos del Congreso. Tanto en su exposición inicial, como en sus respuestas a las preguntas de los Srs. y Sras. congresistas, Platero aportó pocas novedades, algo que valoramos positivamente, ya que desde su nombramiento, viene manteniendo el mismo discurso en torno a Navantia en todas sus comparecencias y declaraciones. Discurso que, en principio, nos parece alentador considerando los pilares fundamentales del mismo que la presidenta sostiene hasta el momento, mantenimiento de todos los centros, renovación de plantillas, inversiones y modernización, carga de trabajo estable, marco de relaciones laborales único...

No obstante, todo discurso tiene matices que a veces merece la pena aclarar, más que nada por despejar el contexto. A preguntas de los Srs. y Sras. diputados y diputadas, la presidenta de SEPI, y en relación con el astillero de Puerto Real, manifestó: "...en lo que no vamos a poder incurrir es en estar trabajando a pérdidas...". Algo en lo que coincidimos, incluso apoyamos, desde esta Sección Sindical, máxime ostentando Platero un cargo político y no técnico. Nadie en su sano juicio acometería un trabajo a pérdidas. Ni Navantia, como dice Platero, ni el Estado se lo pueden permitir. Ahora bien, antes de pasar a la acción debemos ponernos de acuerdo en la terminología. Tener claro qué consideramos pérdida en una empresa pública como Navantia.

A ver cómo me explico. Si llevo veinte euros en la cartera y se me cae camino a casa, al llegar me faltarán veinte euros. Los he perdido. Ahora bien, si esos mismos 20 euros los dedico a unas cervezas con preñaítos de rabo de toro en el Patio de Benítez, al volver a casa me faltarán 20 euros también, pero en esta ocasión me los habré gastado. Aún más, si en lugar de eso los uso para jugar a la primitiva, los estaré invirtiendo. De vuelta a casa, en las tres situaciones el resultado es el mismo, me faltan veinte euros, pero según el caso estaríamos hablando de pérdida, gasto o inversión.

¿Cuánto cuestan al Estado 3000 parados durante 2 años?. Si cuestan más que el petrolero para Puerto Real, que lo cuestan, no estamos hablando de pérdidas sino de gastos, con lo que el debate debería centrarse en si ese gasto es rentable o no, conveniente o no. Pero, ¿es un gasto?. 3.000 trabajadores y trabajadoras en plena faena cotizan a la Seguridad Social, pagan impuestos, renuevan vestuario, pagan hipotecas, consumen electricidad, salen los fines de semana... Más bien parece una inversión. Más o menos arriesgada o segura, pero inversión. Sea como fuere, en lo tocante a los petroleros de Puerto Real, incluido el quinto, podemos hablar de muchas cosas, pero en ningún caso de pérdidas.

A este poco ortodoxo razonamiento se añade, o antepone, una cuestión que consideramos fundamental. Navantia es una empresa pública, perteneciente a SEPI, un organismo público. Como tales, partimos de la base de que en su cuenta de resultados deben pesar menos los números que los beneficios sociales. Entendemos que el objetivo principal de Navantia y SEPI debe ser la creación de riqueza, prosperidad y bienestar en las zonas en que están implantadas más que en suma y resta de ingresos y gastos.

El Monte Udala durante su construcción en Puerto Real
San Fernando inicia una buena racha con cinco corbetas y un BAM - IS,  y por lo que a nosotros (CCOO en San Fernando) respecta, los compañeros y compañeras de Puerto Real saben que mientras aquí haya trabajo a ellos no les faltará, pero no se trata de eso. El reparto de carga entre astilleros puede paliar la situación y dar ocupación a la plantilla propia y poco más. En ningún caso a las 3.000 familias de la industria auxiliar que viven cada día gracias a los petroleros. Puerto Real necesita, y merece, su barco, su proyecto su futuro. Gaseros, Cruceros, Cargueros... El mercado está ahí. ¿Difícil?, mucho, pero aquí no competimos con Corea. Son los astilleros franceses, italianos y holandeses los que se reparten el pastel. Sólo se necesita voluntad comercial y política para conseguirlo, porque capacidad y profesionalidad nos sobran. Mientras tanto, si no hay más remedio, petroleros. El quinto petrolero.

A nadie le pesan más contratos como estos que a los compañeros y compañeras del astillero de Puerto Real. Son los primeros en lamentarlo. Pero estamos a la cabeza del paro y la emigración. Sin alternativas, y no podemos permitirnos el lujo de elegir cliente. Porque no estamos hablando de comprar un chalet en Vista Hermosa, un coche de alta gama, o un yate de lujo. Estamos hablando de sobrevivir. De llevar un plato a la mesa dos veces al día. Estamos hablando de hambre y miseria en la España del S.XXI. No podemos elegir. No nos lo podemos permitir.  Traigan ya el quinto petrolero. Llámenlo como quieran, pero por favor no nos hablen de pérdidas, en Cádiz no nos queda nada más que perder.