Esteban García Vilasánchez, Presidente de Navantia, en la reunión mantenida el pasado 24 de abril, nos emplazaba a finales de mayo para conocer su propuesta de estructura organizativa para la empresa |
Pasó el 31 de mayo, el 21 de junio, el 23. Pasaron los Consejos de Administración de Navantia y de SEPI y la estructura organizativa prometida brilla por su ausencia. Hoy mismo nos han dicho que mañana podría ver la luz.
Este asunto, que podría ser considerado como un tema menor dado el panorama que afrontamos, no deja de tener su importancia ya que la ineficacia de la administración Revuelta ha dejado a la empresa enredada en una tupida red de despropósitos, en la que no hay cuestiones más o menos graves sino que todo se entreteje de tal modo que resulta difícil establecer prioridades o causalidades.
Desde que en CCOO apostamos por la implantación de medidas de no colaboración como presión para forzar a la empresa a la aplicación del convenio, lo hacíamos convencidos de que se trataba de un gesto simbólico más que de una medida efectiva, toda vez que en nuestro centro está ampliamente implantada la cultura de no prolongación de jornada y que por otro lado el convenio prevé claramente las situaciones comprometidas y excepcionales como pudieran ser varadas, flotaduras, botaduras, postventa, etc.
De ahí nuestra sorpresa e indignación cuando una vez aprobadas las medidas por la asamblea, la empresa nos viene con el chantaje del "tirito en el pie" haciéndonos responsables de las desastrosas consecuencias para la empresa por la falta de colaboración, olvidando por ende que colaborar es cosa de dos.
El conflicto surgido con ocasión de la varada de un barco o la salida de dos remolcadores que afectaba a Carenas no es por negarnos a que se hicieran por las medidas de no colaboración ya que es uno de los casos excepcionales contemplados en el convenio, que por otro lado Navantia se niega a aplicar en otros asuntos, sino porque suponía el traslado de personal de otro centro. El astillero de San Fernando (que construye, repara y arma barcos) carece de un capitán de diques para dirigir las maniobras, teniendo que depender sobre todo del de Puerto Real, o en su defecto del de Cádiz donde por cierto faltó tiempo para contratar a uno por la vía de urgencia cuando se jubiló el anterior.
También nos hemos encontrado con una situación embarazosa en los casos de Jefe de Obra y Jefe de Armamento a bordo, en los que además se nos ha intentado coaccionar y dividir a causa de su cualificación como recursos preventivos. Tampoco nos hemos opuesto a que estos recursos desarrollen su labor, como en el caso de Carenas nuestra negativa ha sido al desplazamiento de personal de otros centros.
Lamentablemente no se trata de situaciones aisladas o puntuales. Han salido a la luz pública a raíz de la aplicación de las medidas de la no colaboración, pero forman parte del caos organizativo en el que nos ha sumido la Dirección de Navantia.
Ingeniería es buena muestra de ello. De las siete secciones que componen el departamento (Diseño General, Estructuras, Ingeniería Mecánica, Equipos y Habilitación, Sistemas de Combate, Electricidad y Control de Plataforma) seis están al mando de jefes de la plantilla de Puerto Real. Todas y cada una de estas secciones cuentan con personal propio de San Fernando con la misma cualificación académica (o superior) que dichos jefes y con una experiencia y conocimientos en la construcción naval militar (algunos incluso en lo civil) infinitamente superior que en gran parte han quedado relegados a tareas meramente administrativas. Esto que pudiese ser una banalidad o una opinión subjetiva se puede constatar rápidamente con un simple vistazo a los respectivos currículums o historiales. A nadie extrañarán el descontento y la desmotivación del personal en estas circunstancias, los conflictos por disparidad de opiniones y criterios profesionales, ni los consiguientes efectos negativos en la producción.
El departamento de Gestión del talento y mejora de procesos, cuyo jefe en la Bahía es de Puerto Real y que tiene un responsable en Puerto Real y otro en Cádiz, en San Fernando se sostiene con un becario y un administrativo. Es preciso señalar que este departamento se encarga, además de la formación que se imparte a la plantilla, de los cursos y entrenamientos a las tripulaciones de los buques que construimos y que por tanto estará al frente de la formación de la Armada Saudí que vendrá pareja al contrato de las corbetas en el astillero de San Fernando. También es responsabilidad de la gestión de la selección de contratados por tasa de reposición o mediante cobertura de vacantes via ETT.
Navantia está desarrollando el proyecto PUMA (Proyecto de Unificación de Modelos de Astilleros) que se implantará en los AOR a construir en Ferrol y en las Corbetas para Arabia a construir en San Fernando. Al frente de esta implantación tan compleja como crucial, mientras que en el AOR estará a cargo de un coordinador del propio astillero, para las corbetas se ha designado a un responsable de Puerto Real.
A estas alturas no hace falta señalar las consecuencias que la centralización de departamentos como Compras y Aprovisionamientos para Navantia en general, que al carecer de responsables locales con capacidad de maniobra, en nuestro astillero se vuelven insostenibles
En ningún caso planteamos controversia entre centros, ni entre construcción civil o militar. Todo lo contrario. Estamos convencidos que la coordinación entre los tres astilleros de la Bahía sobre la base de la complementariedad que permite la especialización en cada uno de ellos, es esencial para su desarrollo y perspectivas de futuro. Pero para ello es necesario que cada centro cuente con los recursos humanos y materiales suficientes para mantener un flujo mínimo de trabajo continuado y estable, así como una autonomía y capacidad de gestión que permita optimizar estos recursos. La actual estructura organizativa de Navantia no sólo no lo permite, sino que supone un obstáculo insalvable para el funcionamiento de las tres áreas de negocio de nuestra factoría.
Por todo ello, es por lo que esperamos como agua de mayo la prometida organización de la empresa, con la esperanza de que se subsanen estas deficiencias y volvamos a disponer de un centro de trabajo autosuficiente.
Este asunto, que podría ser considerado como un tema menor dado el panorama que afrontamos, no deja de tener su importancia ya que la ineficacia de la administración Revuelta ha dejado a la empresa enredada en una tupida red de despropósitos, en la que no hay cuestiones más o menos graves sino que todo se entreteje de tal modo que resulta difícil establecer prioridades o causalidades.
Desde que en CCOO apostamos por la implantación de medidas de no colaboración como presión para forzar a la empresa a la aplicación del convenio, lo hacíamos convencidos de que se trataba de un gesto simbólico más que de una medida efectiva, toda vez que en nuestro centro está ampliamente implantada la cultura de no prolongación de jornada y que por otro lado el convenio prevé claramente las situaciones comprometidas y excepcionales como pudieran ser varadas, flotaduras, botaduras, postventa, etc.
De ahí nuestra sorpresa e indignación cuando una vez aprobadas las medidas por la asamblea, la empresa nos viene con el chantaje del "tirito en el pie" haciéndonos responsables de las desastrosas consecuencias para la empresa por la falta de colaboración, olvidando por ende que colaborar es cosa de dos.
El conflicto surgido con ocasión de la varada de un barco o la salida de dos remolcadores que afectaba a Carenas no es por negarnos a que se hicieran por las medidas de no colaboración ya que es uno de los casos excepcionales contemplados en el convenio, que por otro lado Navantia se niega a aplicar en otros asuntos, sino porque suponía el traslado de personal de otro centro. El astillero de San Fernando (que construye, repara y arma barcos) carece de un capitán de diques para dirigir las maniobras, teniendo que depender sobre todo del de Puerto Real, o en su defecto del de Cádiz donde por cierto faltó tiempo para contratar a uno por la vía de urgencia cuando se jubiló el anterior.
También nos hemos encontrado con una situación embarazosa en los casos de Jefe de Obra y Jefe de Armamento a bordo, en los que además se nos ha intentado coaccionar y dividir a causa de su cualificación como recursos preventivos. Tampoco nos hemos opuesto a que estos recursos desarrollen su labor, como en el caso de Carenas nuestra negativa ha sido al desplazamiento de personal de otros centros.
Lamentablemente no se trata de situaciones aisladas o puntuales. Han salido a la luz pública a raíz de la aplicación de las medidas de la no colaboración, pero forman parte del caos organizativo en el que nos ha sumido la Dirección de Navantia.
Ingeniería es buena muestra de ello. De las siete secciones que componen el departamento (Diseño General, Estructuras, Ingeniería Mecánica, Equipos y Habilitación, Sistemas de Combate, Electricidad y Control de Plataforma) seis están al mando de jefes de la plantilla de Puerto Real. Todas y cada una de estas secciones cuentan con personal propio de San Fernando con la misma cualificación académica (o superior) que dichos jefes y con una experiencia y conocimientos en la construcción naval militar (algunos incluso en lo civil) infinitamente superior que en gran parte han quedado relegados a tareas meramente administrativas. Esto que pudiese ser una banalidad o una opinión subjetiva se puede constatar rápidamente con un simple vistazo a los respectivos currículums o historiales. A nadie extrañarán el descontento y la desmotivación del personal en estas circunstancias, los conflictos por disparidad de opiniones y criterios profesionales, ni los consiguientes efectos negativos en la producción.
El departamento de Gestión del talento y mejora de procesos, cuyo jefe en la Bahía es de Puerto Real y que tiene un responsable en Puerto Real y otro en Cádiz, en San Fernando se sostiene con un becario y un administrativo. Es preciso señalar que este departamento se encarga, además de la formación que se imparte a la plantilla, de los cursos y entrenamientos a las tripulaciones de los buques que construimos y que por tanto estará al frente de la formación de la Armada Saudí que vendrá pareja al contrato de las corbetas en el astillero de San Fernando. También es responsabilidad de la gestión de la selección de contratados por tasa de reposición o mediante cobertura de vacantes via ETT.
Navantia está desarrollando el proyecto PUMA (Proyecto de Unificación de Modelos de Astilleros) que se implantará en los AOR a construir en Ferrol y en las Corbetas para Arabia a construir en San Fernando. Al frente de esta implantación tan compleja como crucial, mientras que en el AOR estará a cargo de un coordinador del propio astillero, para las corbetas se ha designado a un responsable de Puerto Real.
A estas alturas no hace falta señalar las consecuencias que la centralización de departamentos como Compras y Aprovisionamientos para Navantia en general, que al carecer de responsables locales con capacidad de maniobra, en nuestro astillero se vuelven insostenibles
En ningún caso planteamos controversia entre centros, ni entre construcción civil o militar. Todo lo contrario. Estamos convencidos que la coordinación entre los tres astilleros de la Bahía sobre la base de la complementariedad que permite la especialización en cada uno de ellos, es esencial para su desarrollo y perspectivas de futuro. Pero para ello es necesario que cada centro cuente con los recursos humanos y materiales suficientes para mantener un flujo mínimo de trabajo continuado y estable, así como una autonomía y capacidad de gestión que permita optimizar estos recursos. La actual estructura organizativa de Navantia no sólo no lo permite, sino que supone un obstáculo insalvable para el funcionamiento de las tres áreas de negocio de nuestra factoría.
Por todo ello, es por lo que esperamos como agua de mayo la prometida organización de la empresa, con la esperanza de que se subsanen estas deficiencias y volvamos a disponer de un centro de trabajo autosuficiente.